Acts of the Apostles Capítulo 9

When Jesus left his disciples, the Holy Spirit came to live with them. This book was writtern by Luke to complement his Gospel. He recounts events in the history and action of the early Christian church, showing how faith spread in the Mediterranean world at the time.

Biblia Reina Valera 1865

9 : 1 Y Saulo aun resoplando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

9 : 2 Y demandó de él cartas para Damasco a las sinagogas, para que si hallase algunos de este camino, varones o mujeres, los trajese presos a Jerusalem.

9 : 3 Y yendo por el camino, aconteció que llegó cerca de Damasco, y súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo.

9 : 4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

9 : 5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues: dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

9 : 6 Y él temblando y asombrado, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate, y entra en la ciudad; y te se dirá lo que debes hacer.

9 : 7 Y los varones que iban con él, se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas no viendo a nadie.

9 : 8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos no veía a nadie; mas llevándole por la mano, le metieron en Damasco.

9 : 9 Y estuvo tres días sin ver; y no comió, ni bebió.

9 : 10 ¶ Y había un discípulo en Damasco, llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: He aquí estoy, Señor.

9 : 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y vé a la calle, que se llama la Derecha, y busca en casa de Júdas a Saulo, llamado el de Tarso; porque, he aquí, él ora:

9 : 12 Y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra, y le pone la mano encima para que reciba la vista.

9 : 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído decir a muchos de este varón, cuantos males ha hecho a tus santos en Jerusalem;

9 : 14 Y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes para atar a todos los que invocan tu nombre.

9 : 15 Y le dijo el Señor: Vé; porque vaso escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel.

9 : 16 Porque yo le mostraré cuán grandes cosas le es menester que padezca por mi nombre.

9 : 17 Ananías entonces fue, y entró en la casa; y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo, hermano, el Señor, a saber, Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista, y seas lleno del Espíritu Santo.

9 : 18 Y al instante le cayeron de los ojos como escamas, y recibió luego la vista; y levantándose fue bautizado.

9 : 19 Y cuando hubo comido, fue confortado. Y estuvo Saulo con los discípulos que estaban en Damasco, por algunos días.

9 : 20 ¶ Y luego en las sinagogas predicaba a Cristo, que éste es el Hijo de Dios.

9 : 21 Mas todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem a los que invocaban este nombre; y a eso vino acá para llevarlos atados a los príncipes de los sacerdotes?

9 : 22 Empero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los Judíos que moraban en Damasco demostrando que éste es el Cristo.

9 : 23 ¶ Y pasados muchos días, acordaron juntos los Judíos de matarle.

9 : 24 Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo: y ellos guardaban las puertas de día y de noche, para matarle.

9 : 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro metido en una espuerta.

9 : 26 Y como Saulo vino a Jerusalem, tentaba de juntarse con los discípulos; mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo.

9 : 27 Entonces Barnabás, tomándole, le trajo a los apóstoles; y les contó, como había visto al Señor en el camino, y que él le había hablado, y como en Damasco había hablado animosamente en el nombre de Jesús.

9 : 28 Y estaba con ellos, entrando y saliendo en Jerusalem.

9 : 29 Y hablaba animosamente en el nombre del Señor Jesús, y disputaba con los Griegos; mas ellos procuraban de matarle.

9 : 30 Lo cual como los hermanos entendieron, le acompañaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

9 : 31 Las iglesias entonces por toda Judea, y Galilea, y Samaria, tenían paz, y eran edificadas; y andando en el temor del Señor, y en el consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas.

9 : 32 ¶ Y aconteció, que Pedro andando por todas partes, vino también a los santos que habitaban en Lidda.

9 : 33 Y halló allí a uno que se llamaba Enéas, que había ya ocho años que estaba en cama, que era paralítico.

9 : 34 Y le dijo Pedro: Enéas, Jesu Cristo te sana: levántate, y hazte tu cama. Y luego se levantó.

9 : 35 Y viéronle todos los que habitaban en Lidda y en Sarona, los cuales se convirtieron al Señor.

9 : 36 ¶ Y había en Joppe una discípula llamada Tabita, que interpretado, quiere decir Dórcas. Esta era llena de buenas obras, y de limosnas que hacía.

9 : 37 Y aconteció en aquellos días, que enfermando, murió; la cual después de lavada, la pusieron en un cenadero.

9 : 38 Y como Lidda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos varones, rogándole: No te detengas de venir a nosotros.

9 : 39 Pedro entonces levantándose, vino con ellos. Y como llegó, le llevaron al cenadero, y se le presentaron todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Dórcas hacía, cuando estaba con ellas.

9 : 40 Entonces echados fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró; y vuelto al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos; y viendo a Pedro, se sentó.

9 : 41 Y dándole él la mano, la levantó: entonces llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

9 : 42 Esto fue conocido por toda Joppe; y creyeron muchos en el Señor.

9 : 43 Y aconteció que se quedó muchos días en Joppe, en casa de un cierto Simón curtidor.