Acts of the Apostles Capítulo 8
When Jesus left his disciples, the Holy Spirit came to live with them. This book was writtern by Luke to complement his Gospel. He recounts events in the history and action of the early Christian church, showing how faith spread in the Mediterranean world at the time.
Biblia Reina Valera 1865
8 : 1 Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel día fue hecha una grande persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.
8 : 2 Y cuidaron de la sepultura de Esteban algunos varones piadosos, e hicieron gran llanto sobre él.
8 : 3 Empero Saulo asolaba la iglesia, entrando por las casas; y trayendo varones y mujeres, los entregaba en la cárcel.
8 : 4 Mas los que eran esparcidos, pasaban por todas partes evangelizando la palabra.
8 : 5 ¶ Entonces Felipe descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
8 : 6 Y las multitudes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo los milagros que hacía.
8 : 7 Porque muchos espíritus inmundos salían de los que los tenían, dando grandes voces; y muchos paralíticos, y cojos eran sanados.
8 : 8 Así que había gran gozo en aquella ciudad.
8 : 9 Mas había allí un varón llamado Simón, el cual había sido antes mágico en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande.
8 : 10 Al cual oían todos atentamente desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este hombre es la virtud grande de Dios.
8 : 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había entontecido mucho tiempo.
8 : 12 Mas como creyeron a Felipe que les predicaba las cosas pertenecientes al reino de Dios, y el nombre de Jesu Cristo, fueron bautizados, varones y mujeres.
8 : 13 Simón entonces, creyó él también; y bautizado, se llegó a Felipe; y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
8 : 14 Oyendo pues los apóstoles, que estaban en Jerusalem, que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
8 : 15 Los cuales venidos, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo:
8 : 16 (Porque aun no había descendido sobre alguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.)
8 : 17 Entonces les pusieron las manos encima, y recibieron el Espíritu Santo.
8 : 18 ¶ Y como vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, ofrecióles dinero,
8 : 19 Diciendo: Dádme también a mí esta potestad: que a cualquiera que pusiere las manos encima, reciba el Espíritu Santo.
8 : 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque piensas que el don de Dios se gane por dinero.
8 : 21 No tienes tú parte ni suerte en este negocio; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
8 : 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te será perdonado este pensamiento de tu corazón;
8 : 23 Porque en hiel de amargura, y en prisión de iniquidad veo que estás.
8 : 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogád vosotros por mí al Señor, que ninguna cosa de estas, que habéis dicho, venga sobre mí.
8 : 25 ¶ Y ellos habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalem, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaban el evangelio.
8 : 26 Empero el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate, y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalem a Gaza: la cual es desierta.
8 : 27 El entonces se levantó, y fue; y he aquí un Etiope, eunuco, valido de Candaces, reina de los Etiopes, el cual tenía a su cargo todos los tesoros de ella, y había venido a adorar en Jerusalem,
8 : 28 Se volvía, y, sentado en su carro, leía al profeta Isaías.
8 : 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Llégate, y júntate a este carro.
8 : 30 Y acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: ¿Mas entiendes lo que lees?
8 : 31 Y él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él.
8 : 32 Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió su boca.
8 : 33 En su humillación su juicio fue quitado; mas su generación, ¿quién la contará? porque es quitada de la tierra su vida.
8 : 34 Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Ruégote, ¿de quién el profeta dice esto? ¿de sí, o de otro alguno?
8 : 35 Entonces Felipe abriendo su boca, y comenzando de esta Escritura, le evangelizó a Jesús.
8 : 36 Y yendo por el camino, vinieron a una agua; y le dijo el eunuco: He aquí agua, ¿qué impide que yo no sea bautizado?
8 : 37 Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo él, dijo: Creo que Jesu Cristo es el Hijo de Dios.
8 : 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.
8 : 39 Y como subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y no le vio más el eunuco; y se fue su camino gozoso.
8 : 40 Felipe empero se halló en Azoto; y pasando anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta que vino a Cesarea.