Matthew Capítulo 9

This Gospel quotes many texts from the Old Testament. It was primarily aimed at the Jewish public, for whom it presented Jesus as the promised Messiah in the Old Testament Scriptures. Matthew tells the story of Jesus from his birth to his resurrection and places special emphasis on the teachings of the Master.

Biblia Reina Valera 1865

9 : 1 Entonces entrando en una nave, pasó a la otra parte, y vino a su ciudad.

9 : 2 Y, he aquí, le trajeron un paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.

9 : 3 Y, he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

9 : 4 Y viendo Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

9 : 5 ¿Cuál es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda?

9 : 6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico:) Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

9 : 7 Entonces él se levantó, y se fue a su casa.

9 : 8 Y las gentes viéndolo, se maravillaron, y glorificaron a Dios, que hubiese dado tal potestad a hombres.

9 : 9 ¶ Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre, que estaba sentado al banco de los tributos, el cual se llamaba Mateo, y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió.

9 : 10 Y aconteció que estando él sentado a comer en la casa, he aquí, que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

9 : 11 Y viendo esto los Fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

9 : 12 Y oyéndolo Jesús, les dijo: Los que están sanos, no tienen necesidad de médico; sino los enfermos.

9 : 13 Andád, antes aprendéd que cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: Porque no he venido a llamar los justos, sino los pecadores a arrepentimiento.

9 : 14 ¶ Entonces los discípulos de Juan vienen a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

9 : 15 Y les dijo Jesús: ¿Pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días, cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces ayunarán.

9 : 16 Nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor rotura.

9 : 17 Ni echan vino nuevo en cueros viejos; de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos; y lo uno y lo otro se conserva juntamente.

9 : 18 ¶ Hablando él estas cosas a ellos, he aquí, cierto principal vino, y le adoró, diciendo: Mi hija es muerta poco ha; mas ven, y pon tu mano sobre ella, y vivirá.

9 : 19 Y se levantó Jesús, y le siguió, y sus discípulos.

9 : 20 Y, he aquí, una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la fimbria de su vestido;

9 : 21 Porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré sana.

9 : 22 Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha sanado. Y la mujer fue sana desde aquella hora.

9 : 23 Y venido Jesús a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y el gentío que hacía bullicio,

9 : 24 Díceles: Apartáos, que la joven no es muerta; sino que duerme. Y se burlaban de él.

9 : 25 Y como la gente fue echada fuera, entró, y la tomó de la mano; y la joven se levantó.

9 : 26 Y salió esta fama por toda aquella tierra.

9 : 27 Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos dando voces, y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.

9 : 28 Y venido a casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creeis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.

9 : 29 Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

9 : 30 Y los ojos de ellos fueron abiertos; y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirád, que nadie lo sepa.

9 : 31 Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.

9 : 32 ¶ Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.

9 : 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.

9 : 34 Mas los Fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

9 : 35 Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia en el pueblo.

9 : 36 Y viendo las multitudes, tuvo misericordia de ellas; que eran derramadas y esparcidas, como ovejas que no tienen pastor.

9 : 37 Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha; mas los obreros, pocos.

9 : 38 Rogád pues al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.