Mark Capítulo 4
Mark wrote a short, concise and action-filled Gospel. His goal was to deepen the faith and dedication of the community for which he wrote.
Biblia Reina Valera 1865
4 : 1 Y otra vez comenzó a enseñar junto a la mar, y se juntó a él una gran multitud, tanto que entrándose él en un barco, se sentó en la mar, y toda la multitud estaba en tierra junto a la mar.
4 : 2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
4 : 3 Oíd: He aquí, el que sembraba salió a sembrar.
4 : 4 Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo, y la tragaron.
4 : 5 Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego nació, porque no tenía la tierra profunda.
4 : 6 Mas, salido el sol, se quemó; y por cuanto no tenía raíz se secó.
4 : 7 Y otra parte cayó en espinas; y crecieron las espinas, y la ahogaron, y no dio fruto.
4 : 8 Y otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, que subió y creció; y llevó uno a treinta, y otro a sesenta, y otro a ciento.
4 : 9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
4 : 10 Y cuando estuvo solo le preguntaron, los que estaban al rededor de él con los doce, de la parábola.
4 : 11 Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas se les hace todo;
4 : 12 Para que viendo, vean y no vean; y oyendo, oigan y no entiendan; porque no se conviertan, y les sean perdonados sus pecados.
4 : 13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo pues entenderéis todas las parábolas?
4 : 14 El que siembra siembra la palabra.
4 : 15 Y estos son los de junto al camino, en los que la palabra es sembrada; mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la palabra que fue sembrada en sus corazones.
4 : 16 Y asimismo estos son los que son sembrados en pedregales; los que cuando han oído la palabra, luego la reciben con gozo;
4 : 17 Mas no tienen raíz en sí, antes son temporales; que en levantándose la tribulación, o la persecución por causa de la palabra, luego se escandalizan.
4 : 18 Y estos son los que son sembrados entre espinas; los que oyen la palabra;
4 : 19 Mas las congojas de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando ahogan la palabra, y viene a quedar sin fruto.
4 : 20 Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra; los que oyen la palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno a treinta, otro a sesenta, otro a ciento.
4 : 21 Díjoles también: ¿Viene la luz para ser puesta debajo de un almud, o debajo de la cama? ¿No viene para ser puesta en el candelero?
4 : 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni secreto, que no haya de venir en descubierto.
4 : 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
4 : 24 Díjoles también: Mirád lo que oís: Con la medida que medís, os medirán otros; y será añadido a vosotros los que oís.
4 : 25 Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
4 : 26 Decía mas: Así es el reino de Dios, como si un hombre echase simiente en la tierra;
4 : 27 Y durmiese y se levantase de noche y de día, y la simiente brotase y creciese como él no sabe.
4 : 28 Porque la tierra de suyo frutifica, primero yerba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.
4 : 29 Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada.
4 : 30 También decía: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿o con qué parábola le compararémos?
4 : 31 Es como el grano de la mostaza, que cuando es sembrado en tierra es el más pequeño de todas las simientes que hay en la tierra;
4 : 32 Mas cuando fuere sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres; y hace grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan hacer nidos debajo de su sombra.
4 : 33 Y con muchas tales parábolas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír.
4 : 34 Y sin parábola no les hablaba; mas a sus discípulos en particular declaraba todo.
4 : 35 Y les dijo aquel día, cuando fue tarde: Pasemos a la otra parte.
4 : 36 Y enviada la multitud, le tomaron así como estaba en la nave, y había también con él otros barquichuelos.
4 : 37 Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las ondas en la nave, de tal manera que ya se llenaba.
4 : 38 Y él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dicen: ¿Maestro, no te importa nada que perezcamos?
4 : 39 Y levantándose él, riñó al viento, y dijo a la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento; y fue hecha grande bonanza.
4 : 40 Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis tan medrosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?
4 : 41 Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y la mar le obedecen?